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Jesús llama a cada cristiano a salir y hacer discípulos de todas las naciones (Mateo 28:19). Al iniciar un capítulo de Discípulos Misioneros por la Vida, su parroquia participará activamente en esta misión. Este apostolado capacita a los feligreses para comprometerse con su fe en un nivel más profundo, capacitándolos para compartir el Evangelio y servir a los demás. A través de encuentros personales y servicio compasivo, su parroquia llevará el amor de Cristo y el mensaje de vida a la comunidad en general.
Un capítulo de Discípulos Misioneros por la Vida fomenta un fuerte sentido de comunidad dentro de la parroquia. Cuando los feligreses se reúnen para la formación, la oración y el servicio, construyen vínculos de compañerismo arraigados en un compromiso compartido con Cristo. Esta unidad no solo fortalece a la parroquia internamente, sino que también la convierte en un faro de esperanza y amor para quienes están fuera de sus muros. Una parroquia vibrante y orientada a la misión atrae a otros e inspira un compromiso más profundo entre sus miembros.
En un mundo donde la dignidad de la vida humana se ve a menudo socavada, Missionary Disciples for Life se erige como un poderoso testigo de la santidad de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Al formar feligreses bien formados en las enseñanzas de la Iglesia y apasionados por la defensa de la vida, su parroquia se convierte en una parte vital del movimiento pro vida más amplio. Este apostolado capacita a los miembros para defender la vida, apoyar a los vulnerables y encarnar la misión de compasión y justicia de la Iglesia.
Una formación sólida es esencial para vivir la vocación cristiana. Missionary Disciples for Life ofrece una formación integral que profundiza la comprensión de las enseñanzas de la Iglesia por parte de los feligreses, mejora su vida espiritual y los prepara para una evangelización eficaz. Al fomentar una conciencia bien formada y una relación sólida con Cristo, los miembros se convierten en testigos seguros y capaces de la fe, listos para compartir el Evangelio en su vida diaria.
Ser discípulo de Cristo es más que asistir a misa los domingos: se trata de vivir la fe todos los días. Discipulados Misioneros por la Vida fomenta el discipulado activo enviando miembros a sus comunidades para servir y evangelizar. Este apostolado ayuda a los feligreses a responder al llamado a ser “sal de la tierra y luz del mundo” (Mateo 5:13-14), generando un impacto tangible en la vida de los demás mientras crecen en su propia fe.
Un capítulo parroquial de Discípulos Misioneros por la Vida extiende el alcance del ministerio de su parroquia más allá de sus límites físicos. Al interactuar con la comunidad local, los miembros llevan el mensaje de esperanza y amor de la Iglesia a quienes de otra manera no lo encontrarían. Esta labor de extensión no solo apoya a los más vulnerables, sino que también atrae a otros a la vida de la Iglesia, lo que ayuda a hacer crecer la parroquia y a profundizar su impacto.
Discípulos Misioneros por la Vida se alinea perfectamente con la misión de la Iglesia de evangelizar y promover la dignidad de toda vida humana. Al iniciar un capítulo en su parroquia, usted está respondiendo al llamado de la Iglesia a una nueva evangelización, una que sea alegre, compasiva y profundamente arraigada en el Evangelio. Su parroquia será vista como un líder en la promoción de la vida, la fe y el servicio, atrayendo a otros a Cristo a través de su testimonio.